Inversión china con impacto ambiental positivo y la oportunidad de Bolivia con el litio

El caso de explotación de oro de la empresa china Zijin en Colombia sienta una base para otros países de América Latina que quieren extraer sus minerales, como sucede con Bolivia y el litio. Expertos aseguran que esta es la oportunidad que tiene para generar desarrollo. 

Inversión china con impacto ambiental positivo y la oportunidad de Bolivia con el litio

La inversión de China en América Latina incrementó los últimos años en diferentes áreas relacionadas, sobre todo, a la infraestructura y la explotación minera. Al mismo tiempo, la necesidad de que estos proyectos se realicen en armonía con el medioambiente se hizo latente. 

Por ello, las obras que lleva a cabo el país asiático a este lado del planeta son ejemplo de lo que se debe y lo que no se debe hacer para lograr el éxito de un proyecto.

En Colombia, específicamente en Buriticá, un municipio de Antioquia, está la mina de oro más grande de aquel país y un caso de estudio por lo complejo que se volvió para China la explotación de aquel metal en la zona y porque la empresa encargada, Zijin Mining Group Co., tiene intención de expandir su exploración a otros metales como el litio, en el que Bolivia es líder mundial. 

LA MINERÍA, UNA PRÁCTICA NECESARIAMENTE ECOAMIGABLE 

La economista y asesora especializada en inversiones entre Asia y América, Elena Hoyos, asegura que es fundamental que las empresas tomen en cuenta estándares ambientales y que se ganen la confianza de las comunidades con las que van a trabajar ya que, muchas veces, de eso depende el éxito o el fracaso de un proyecto. 

“Mientras tengas a las comunidades de tu lado, sepas cuáles son sus necesidades, qué quieren y les ayudes con eso, el camino se te abrirá más fácil”, afirma. 

Bolivia es un estado plurinacional con 36 naciones. La diversidad trae, además de una gran riqueza cultural, lazos complejos de relacionamiento entre comunidades. Tomando en cuenta ese aspecto, la inversión china, que comenzó hace décadas, ha tropezado en varias ocasiones con la dificultad de entablar diálogo entre los pobladores oriundos y los extranjeros. 

Por ello, Hoyos recomienda que antes de obtener el permiso ambiental y concretar los temas legales, lo mejor es empezar con el acercamiento social a través de obras de colaboración a las comunidades, como la construcción de escuelas, asfalto de calles, remode-lación de infraestructuras o lo que requiera el lugar.   “China debe adaptarse a la necesidad de ellos y ver cómo pueden articular la actividad minera con la que ya hay en el municipio”, dice. 

Por ejemplo, si el territorio se aboca a la agricultura, la empresa debe encontrar la manera de complementar la práctica y hacer su trabajo respetando el medioambiente y las costumbres. “Antes todo era muy relajado. Pero ahora hay más presión de que cumplan los estándares mínimos”, sostiene Hoyos.

EL LITIO, LA OPORTUNIDAD DE BOLIVIA

Bolivia almacena 21 millones de toneladas de litio, la mayor cantidad en todo el mundo, y junto con Argentina (19 millones) y Chile (9 millones) conforma el triángulo del litio al que China ha puesto la mirada. 

De hecho, la misma empresa que explota el oro de Buriticá comenzó a extraer litio en Argentina luego de una inversión de 380 millones de dólares, según el Ministerio de Producción de aquel país. 

Con las empresas extranjeras cada vez más cercanas, Bolivia está encaminada a exportar el metal que posee. El reto ahora es lograr la mayor rentabilidad posible. “Tienen una gran oportunidad porque China está interesada en el triángulo del litio. Tienen el as bajo la manga. Ustedes tienen el litio, así que pueden poner las condiciones”, recomienda Hoyos. 

El embajador de China en Bolivia, Huang Yazhong, declaró a varios medios nacionales, el año pasado, que tenían la clara decisión de explotar los salares de Uyuni, Pastos Grandes y Llipi. 

Pese a que el país apostó por la exploración propia del metal a través de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), no avanzó mucho la última década debido a falta de tecnología, experiencia e inversión, según el experto en materia Juan Carlos Zuleta a través de una entrevista con BBC. 

Hoyos se suma a los especialistas que han señalado al litio como una de las

puertas para el desarrollo en Bolivia.

EL CASO ZIJIN

Buriticá era un territorio abocado a la producción agrícola hasta que se descubrió que albergaba la mina de oro más grande de Colombia. Eso captó la atención de multinacionales de distintos países que vieron a este lugar como el nuevo “Dorado”. 

Actualmente, la compañía Zijin Mining Group Co. es la propietaria de la mina luego de comprarla a la empresa canadiense Continental Gold. 

Para lograr armonía con la población de Buriticá, Continental Gold hizo una serie de promesas relacionadas al mejoramiento de infraestructura y a la generación de empleos. Sin embargo, cuando China compró la mina no continuó con los acuerdos preestablecidos, lo que despertó una serie de protestas en la localidad y eso, a su vez, generó una traba en la explotación. 

Hoyos asegura que el caso Zijin es un ejemplo para el resto de las empresas que buscan invertir en América Latina ya que muestra la importancia de trabajar con la comunidad de forma estrecha y generar acuerdos amigables para   tener éxito. 

En una expedición organizada por Diálogo Chino se evidenció el conflicto que vive la empresa con los comunarios, quienes rechazan su asentamiento en el lugar luego de que los convenios de compra de tierra y gene-ración de empleos, principalmente, no se concretaran. 

Sin embargo, este caso no es aislado y se repite en varias comunidades de América Latina, donde la labor agrícola se cambió por la minería. 

“El concepto de cooperación que busca que un país donante mejore la situación del país receptor no existe para China. Ellos creen que se debe trabajar a la par, juntos. Eso afectó el desarrollo de proyectos”, explica Hoyos. 

Según señala la economista “depende cómo le vaya a Zijin para que los chinos sigan explotando otros lugares”. 

El litio, como el oro, es un material no renovable, por lo tanto, uno de los mayores temores es que los lugares que lo poseen queden en la nada luego de la explotación. 

En ese sentido, Bolivia tiene un reto mayor por delante ahora que tiene “el control”. “La minería no es eterna. ¿Cuándo se acaben los minerales qué va a quedar?, ¿un pueblo fantasma?”, sentencia Hoyos.