Gestión consciente para un entorno sostenible

Diversos actores municipales de la cadena de gestión de residuos defienden la digitalización del proceso y la incorporación de TIC’s, así como la consolidación de la educación ambiental y la valorización de los ecoparques

Tratamiento sostenible de desechos. La eficacia de la gestión de residuos, según defendieron los expertos en el webinar organizado por Levante-EMV la semana pasada, radica en su capacidad de actuación como vehículo transformador de la economía lineal actual con el objetivo de «transformar los residuos en recursos». Unos que potencien la cadena de valor y creen un impacto ambiental positivo.

«En este escenario de reconstrucción económica es necesario mejorar la gestión de residuos, que deben ser entendidos como recursos». Bajo esta premisa defendida por Joan Piquer, director general de Calidad y Educación Ambiental de la Generalitat Valenciana, Levante-EMV celebró un webinar el pasado miércoles con el objetivo de abordar cuestiones relativas al funcionamiento de las plantas de tratamientos o la educación ambiental, entre otros ítems, desde una perspectiva municipal.

Junto a Piquer, en el debate telemático, que contó con la colaboración de Global Omnium, Caixa Popular y la Entidad Metropolitana para el Tratamiento de Residuos (Emtre), también participaron Sara Bort, gerente de Emtre, y Vicente Pérez, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Museros. Asimismo, la primera edil de esta localidad no quiso perder la oportunidad de destacar que desde su competencia «se debe explicar a los vecinos cómo reciclar sus desechos», pues «la protección ambiental nos afecta a todos y a todas».

Más de 600.000 toneladas y un ratio per capita de 400 kilogramos. Esta es la cifra de residuo que genera anualmente la población del área metropolitana de València y que evidencia, según manifestó Sara Bort, la necesidad de implementar en los municipios un «cambio de paradigma» que exige, inexorablemente, «un cambio de concienciación».

En este sentido, la conversión de los residuos en recursos debe ser capaz de generar «una nueva economía circular», como expuso Joan Piquer en alusión a una «actividad económica que debe estar en un dinamismo y mejora continua». Para ello, considerando la limitación de los tiempos requeridos en los objetivos fijados en la normativa europea, todos los actores administrativos implicados deben aunar políticas para poder acometer dichos retos.

Así, en el centro de la acción se sitúan aspectos como la incorporación de las TIC y los recursos tecnológicos en el proceso de gestión de residuos, la valorización de los ecoparques o la revisión de tipos impositivos como la tasa TAMER, que se abona junto al recibo del agua y genera polémica entre la ciudadanía por lo que entidades sociales consideran un «elevado sobrecoste». «Si separamos bien en origen tendremos una materia orgánica de mejor calidad, lo que ahondaría en la economía circular», manifestó Sara Bort, quien denunció que actualmente «hay una gran cantidad de residuos que no se están reciclando».

Para este propósito, los ecoparques se consolidan como una herramienta posibilitadora por su propia idiosincrasia, que los convierte en espacios de depósito y gestión de los mismos. Según estableció la gerente de la Emtre, entre las diversas líneas de trabajo que desarrolla actualmente la entidad „como el Plan Estratégico de Educación Ambiental„ se encuentra la elaboración de un sistema de bonificación que premie a las personas que hagan un uso responsable de sus residuos. El denominado Plan Sireco, que se encuentra en fase de estudio, permitirá no solo conocer cómo el usuario gestiona sus residuos (gestión consciente) a través de las TIC, sino realizar análisis Big Data y controlar los indicadores para poder bonificarlos. Otras líneas de trabajo emprendidas por la Emtre contemplan el establecimiento de un convenio para otorgar un segundo uso al mobiliario urbano, así como un plan de apoyo local marco que da soporte a la realización municipal de la implementación de sus propios planes locales. En este sentido, Bort puso de manifiesto que «sería interesante que los municipios realizasen un análisis de su red de residuos y contenedores». Un planteamiento que el teniente de alcalde de Museros suscribió al afirmar que «debemos adaptar la normativa jurídica en materia de residuos a través de planes locales», de los que afirmó que ya trabajan en su desarrollo y que «son esenciales para favorecer a la ciudadanía y al medio ambiente».

Como explicó la alcaldesa de la localidad de l´Horta Nord, la gestión de residuos en la comarca se realiza de forma mancomunada, lo que Pérez tilda de «conflictivo», pues «la contratación y la gestión directa de los residuos no recae sobre nosotros». Su función contempla, entre otros aspectos, «ejercer la presión suficiente para conseguir la máxima eficacia posible».

La Entidad Metropolitana de Gestión de Residuos es, por tanto, la encargada de gestionar los desechos de los más de 1,5 millones de personas residentes en la metrópolis del Cap i Casal a través de sus dos plantas de tratamiento, emplazadas en Manises y Quart de Poblet. Según los parámetros fijados por Vicent Pérez como «gestión eficiente», la implantación del aprendizaje de las tres R (reducir, reutilizar y reciclar) es un «concepto utópico, pero debemos aspirar a él». «El primer paso es la mitad del camino, todos los actores administrativos vamos en la misma dirección», admitió. Por su parte, Joan Piquer expuso que esta regla consiste en aplicar las prácticas que desarrollaban nuestro abuelos. Es decir, «aprovecharlo todo». Una acción de la que aseguró que es «totalmente opuesta a la economía lineal actual, que no genera recursos». Y es que, el modelo económico circular que defiende «debe focalizarse en los sectores primarios de la cadena de valor». El edil del Ayuntamiento de Museros trazó un escenario futuro a medio plazo en el que los procesos del tratamiento y gestión de residuos se digitalicen. En este sentido, puso en valor los contenedores inteligentes. No obstante, el director general de Calidad y Educación Ambiental de la Generalitat Valenciana explicó que cree que este tipo de contenedores «no son muy efectivos». Por contra, «lo verdaderamente efectivo es cambiar los tipos de vehículos, desde su motor o combustible, hasta su color, pues tienen mayor impacto ambiental», aunque sí defendió que la digitalización de los contenedores debería implantarse en la totalidad de estos, no solo en fracciones parciales de estos. Así, expuso, «se evitaría la presencia de desechos impropios en los contenedores restantes». Respecto a aquellos destinados a los biorresiduos, aseguró que no deben ser inteligente, «sino pequeños». «Deben tener un acceso reducido, con tapa y pequeño, para evitar la introducción de objetos impropios». El webinar celebrado por Levante-EMV sobre gestión de recursos desde la perspectiva municipal posibilitó que la ciudadanía plantease cuestiones a los ponentes, entre las que la revisión y crítica a la tasa TAMER centró se repitió de forma reiterada. Actualmente, esta controvertida tasa es un tipo impositivo que se añade a la factura del agua y cuya gestión corresponde a la Entidad Metropolitana de Gestión de Recursos (Emtre).

Un coste añadido que se destina al tratamiento y valorización de residuos urbanos, así como a la eliminación de su rechazo. Según los usuarios, la TAMER «castiga» a las personas que realizan una gestión responsable de sus desechos. En este sentido, la gerente de la entidad metropolitana admitió su impopularidad y aseguró que están trabajando en su mejora, exponiendo, para ese respecto, el plan de bonificación Sireco. «La tasa debe trabajar para mejorar tramos, aunque no sea popular es necesaria», concluyó. Por su parte, el director general de Calidad y Educación de la Generalitat Valenciana indicó que la denominada «tasa separativa» hace que paguen más los que reciclan menos, lo que definió como «una de las virtudes de la tasa variable».