Claves para ahorrar energía y agua en el hogar durante el verano

En algunos meses de verano el consumo en los hogares supera los 300 kWh, según datos de REE

El consumo energético y de agua aumenta en los hogares durante la época estival debido al incremento de las temperaturas. Aunque existe la creencia de que el invierno es la época del año en la que más energía se consume, lo cierto es que en los últimos años el consumo durante el verano está alcanzando niveles históricos.

En este sentido, según datos de la Red Eléctrica de España  (REE), el consumo eléctrico medio mensual de los hogares españoles es de 270 kWh, siendo los meses de enero y diciembre los de mayor consumo con cerca de 350 kWh, debido a la calefacción.

Por su parte, el consumo durante el verano está vinculado al empleo de aparatos como el aire acondicionado u otros sistemas de refrigeración. En este sentido, en algunos meses de verano el consumo llega a superar los 300 kWh. El consumo global de energía y la dependencia de los combustibles fósiles repercute directamente en la salud del medio ambiente y supone una de las causas del cambio climático.

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En cuanto a la demanda estival de agua, hay que tener en cuenta, según alerta la ONU, que el consumo excesivo de agua, la degradación de los recursos naturales y el impacto del cambio climático amenazan con reducir su suministro en algunas regiones en los próximos años. En este contexto, hay que tener en cuenta que el consumo medio de agua de los hogares españoles fue de 133 litros por habitante y día durante el año 2018, según la última ‘Estadística sobre Suministro y Saneamiento del Agua’, del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Ante esta situación, es necesario poner en marcha fórmulas que permitan ahorrar en el consumo de energía y agua desde todos los ámbitos. Desde las empresas, cada vez hay un mayor compromiso con la puesta en marcha de estrategias de sostenibilidad que reduzcan la huella hídrica y de carbono, vinculada esta última al consumo de energías procedentes de combustibles fósiles.

“Como compañía, Sanitas trabaja desde hace años con la búsqueda de soluciones para reducir la huella de carbono de su actividad. En la actualidad el 100% de la energía eléctrica empleada en nuestros centros proviene de energías renovables. Además, nuestra red de residencias de mayores cuenta con paneles fotovoltaicos que generan hasta 1GWh de energía al año para autoconsumo. Esto unido a otras medidas nos ha ayudado a reducir en más de un 70% nuestras emisiones desde 2009, y vamos a seguir trabajando en esta línea, guiados por las recomendaciones que nos hace la ciencia gracias a los Science Based Targets, con los que nos hemos comprometido para convertirnos en una de las primeras compañías sanitaria Net Zero en 2040”, explica Catherine Cummings, directora de Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de Sanitas.

También desde casa es posible hacer nuestra contribución personal para evitar que nuestra huella hídrica y de carbono aumente en verano en nuestros hogares. Para ello, basta con integrar pequeños gestos dentro de la rutina para crear un cambio en los hábitos de vida. De esta forma, además de contribuir al cuidado del medioambiente, que repercutirá también en nuestra salud, conseguimos un ahorro en nuestro consumo de energía.

Bajar las persianas. Es uno de los remedios más efectivos para mantener la temperatura del hogar. Bajar las persianas y echar las cortinas durante las horas de mayor exposición al sol evita que se sobrecaliente la casa. Asimismo, se puede instalar un toldo en el exterior de las ventanas para incrementar aún más la protección del sol durante las horas centrales del día.

Ventilar en las horas más frescas. Abrir las puertas y ventanas en las horas en las que las temperaturas son más suaves ayuda a refrigerar las estancias y evita la concentración de CO2 y los malos olores. El mejor momento para hacerlo es durante las primeras horas de la mañana y por las noches ya que, de esta forma, se refresca la casa y se retrasa el momento de encender los sistemas de refrigeración.

Crear corrientes de aire. Es otra buena alternativa para regular la temperatura del hogar. Se puede crear corriente abriendo dos ventanas enfrentadas y, también, de manera artificial colocando dos ventiladores de pie enfrente el uno del otro.

Sustituir los baños por la ducha. Sustituir los baños calientes del invierno por duchas frescas en verano es muy buena opción para ahorrar agua en casa. Además, es aconsejable cerrar el grifo al enjabonarse y aprovechar con un cubo el agua que se desperdicie mientras esperamos a la temperatura ideal.

Utiliza de forma eficiente los electrodomésticos. Pon la lavadora y el lavavajillas cuando estén totalmente llenos y sin prelavado. Si no es posible, utiliza un programa de media carga o un ciclo corto. ¡Mejor usar el lavavajillas que lavar a mano!

Regar las plantas por la noche. Las plantas necesitan mayor atención y riego durante el verano debido al calor. Sin embargo, la manera más eficiente de hacerlo es regarlas durante la noche y en las franjas horarias en las que las temperaturas descienden. Al hacerlo durante el día el agua se evapora con rapidez, lo que obliga a aumentar la frecuencia de riego.