Científicos chinos dicen haber desarrollado el bioplástico más sostenible conocido hasta ahora

BioEconomía.

Lograr que los océanos estén libres de plásticos es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad en este siglo. Afortunadamente, cada vez son más las empresas que apuestan a la innovación, tanto en limpiar las aguas como en lograr nuevos materiales elaborados a partir de fuentes biológicas y que sean biodegradables. En esta última línea, un grupo de científicos chinos desarrollaron lo que ellos llamaron ‘Plástico de ADN’, un bioplástico producido a partir del ADN del esperma de salmón.

El trabajo fue publicado en el Journal of the American Chemical Society.

Para crear el nuevo material, los investigadores extrajeron dos hebras cortas de ADN de esperma de salmón y lo mezclaron con productos químicos derivados de aceite vegetal para unir las moléculas creando una sustancia similar a un hidrogel. Es decir, una red tridimensional de polímeros que puede expandirse y mantener un contenido de agua de hasta el 99%.

Una vez que los investigadores crearon el hidrogel sintético, que es muy parecido a una gelatina, lo moldearon en diferentes formas; posteriormente las formas se liofilizaron para eliminar su humedad y solidificarse.

Los investigadores probaron distintos tipos de uso de su plástico derivado del esperma de salmón. El equipo creó una taza en miniatura y piezas de un rompecabezas, demostrando cómo su bioplástico puede mantener su forma. Incluso produjeron una molécula de ADN a partir de su material novedoso y ecológico.

“Hasta donde sabemos, nuestros plásticos de ADN reportados son los materiales más sostenibles para el medio ambiente de todos los plásticos conocidos”, dijo Dayong Yang, investigador de la Universidad de Tianjin y líder del estudio, al Times of UK . De hecho, los investigadores dicen que los plásticos basados ​​en ADN producen un 97% menos de emisiones de carbono que los plásticos de poliestireno.

De acuerdo a los investigadores, el plástico de esperma de salmón requiere alrededor del 5% de la energía que se necesita para fabricar plástico normal. Los plásticos fabricados a partir de materiales biológicos como la maicena tienen emisiones mucho más bajas durante su vida útil que los plásticos normales fabricados con productos petroquímicos, pero aún necesitan calor y energía para crearse, lo que significa que producirlos en una red alimentada con combustibles fósiles sigue siendo un problema importante para el clima.

También hay otros problemas con los bioplásticos tradicionales, incluida la reciclabilidad, que los convierten en soluciones menos que excelentes en nuestro sistema actual de gestión de residuos.

Otra ventaja adicional según el equipo, es que este plástico es particularmente muy fácil. Una enzima especial puede digerir el ADN para descomponerlo, o directamente puede sumergirse en agua para convertirlo nuevamente en un gel y utilizar el material para elaborar otro producto.

Eso sería genial, pues luego de utilizar la taza, en lugar de lavarla en la cocina podríamos derretirla y convertirla en agua y darle forma para fabricar otro producto. Aunque, pensándolo bien… si el material se funde en agua, la taza podría no ser el mejor uso de esta tecnología.