¿Cuál es la opción más sostenible para la ropa que ya no me pongo?

suzy menkes

© FOTOGRAFÍA: CÉSAR SEGARRA / REALIZACIÓN: MAR PEIDRO

IMAGEN DE ‘UNA CHICA, UN ESTILO’ DE LILAH SUMMER.

Steff Yotka  Los datos aportados por The RealReal, web líder en venta de moda de segunda mano, revelan que el consumo de ropa ha aumentado en un 400 por cien en los últimos 20 años. ¿Y qué pasa con todas esas prendas que se nos pasan de moda? La respuesta no es muy halagüeña. El informe que encargaron en 2017 la Fundación Ellen MacArthur y Stella McCartneyestimaba que cada segundo llega al vertedero o la incineradora un camión de basura lleno de ropa. Según The RealReal, el 95 por ciento de esta ropa podría reutilizarse o reciclarse. He ahí la cuestión.

Para difundir la sostenibilidad de la compra-venta de segunda mano y la economía circular, The RealReal ha presentado esta semana su primeraCalculadora de Sostenibilidad orientada al consumidor. Con la ropa femenina como base de su estudio, TRR ha contado con ayuda experta de la Fundación Ellen MacArthur, el World Resources Institute y Shift Advantage para estimar la cantidad de agua y energía que ahorramos al reutilizar una prenda de vestir en lugar de hacer una nueva. La calculadora, patentada y pionera en su especie, permite que todo aquel que quiera revender su ropa pueda visualizar numéricamente el beneficio ambiental de su acción, ya que en el apartado ‘Mis ventas’ se detallarán tales estimaciones en una fuente más pequeña junto al beneficio económico de la venta. Cuanta más ropa deposite el usuario para su reutilización, más aumentan estas cifras, contemplando así en tiempo real el beneficio medioambiental obtenido.

Para ponerlo en perspectiva, he aquí algunas de las cifras proporcionadas por TRR: reutilizar unos vaqueros ahorra 279 litros de agua; un vestido de seda, 30 litros; un jersey de cachemir, 80 (si bien las cifras se tratan de promedios y estimaciones, dado que TRR no cuenta con datos fehacientes de la producción de las prendas listadas en su web). El comercio también estima una tasa de desplazamiento de un tercio, lo que significa que cada artículo depositado en su web reduce en un tercio la producción nueva de ese artículo.

«Nuestros clientes llevan años diciéndonos que la sostenibilidad es uno de los principales alicientes para comprar o revender con nosotros, pero por primera vez queríamos cuantificar exactamente el verdadero impacto positivo que supone la segunda mano para el medio ambiente», sostiene Allison Sommer, directora de iniciativas estratégicas de The RealReal. «Queríamos asegurarnos de que predicábamos con el ejemplo, que no se quedara solo en palabrería de marketing. Somos fidedignos y estamos ayudando a extender el debate de la moda sostenible».

Al poner en números el efecto positivo real de revender ese vestido o parka tan irresistible la pasada temporada, The RealReal pretende difundir más la compra-venta de segunda mano –lo que se traduce en sostenibilidad pero también en ganancias– e instruir tanto a los consumidores como a las marcas sobre los enormes beneficios de la economía circular. «Veo un futuro en el que cada marca, cada comercio, ofrezca una opción de reventa», dice Sommer con esperanza. «Un futuro donde se incorporará por defecto la economía circular».

En su camino hasta aquí, Sommer y TRR han encontrado ayuda en dos agentes clave. Stella McCartney fue la primera marca en aliarse con la web de segunda mano ofreciendo una tarjeta de regalo de 100 $ para gastar en sus tiendas a todo usuario que se deshiciera de un artículo de Stella McCartney. Ahora es Dôen la que ha llegado a un acuerdo con The RealReal durante el mes de abril, ofreciendo una tarjeta Dôen de 50 $ por cada artículo de su marca que se deje en depósito en las tiendas TRR de Nueva York o Los Ángeles. A toda esa gente del mundo del lujo que rechaza las tiendas de segunda oportunidad como The RealReal, Sommer tiene algo que decirle: «En realidad impulsamos el mercado de primera mano, no solo porque nuestros usuarios vuelven a la tienda original cuando hacen espacio en su armario, sino porque también les reportamos nuevos ingresos que les permiten volver a las tiendas de ropa nueva, comprarse algo, y con más ganas todavía porque saben que tendrá valor de reventa. Así se cierra el círculo”.

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com