La economía circular del plástico

Se ha asociado la idea de plástico con la de residuo, y no tienen por qué ser así. Más allá del vertido de plásticos al medioambiente, que aunque catastrófico solo implica del 1 al 5% de todos los plásticos, queda pendiente la circularidad del material. De su correcto reciclaje, valoración y enfoque desde el buen diseño depende que no abandone nunca un uso responsable.

Proyecto Confetti
Proyecto ConfettiFOTO: DESIGNBYTHEM

JOSÉ F. LÓPEZ AGUILAR

11 DE MARZO DE 2022, 09:30

Actualmente solo un 15% de todo el plástico que se utiliza en Europa se recicla. Una cifra alarmantemente baja que contradice cualquier principio de sostenibilidad e incluso de sentido común. ¿Quiere decir esta cifra tan baja que los plásticos no son reciclables? En absoluto. Pero mientras que como residuos son cada vez más caros, con unos costes ambientales inasumibles, como materias primas se han ido optimizando tanto a lo largo de los años que han llegado a ser sumamente baratos y casi merece la pena tirar lo usado y volver a fabricarlo virgen. Sin embargo, esto está cambiando precisamente ahora, en una época en la que las materias primas han subido de precio. Y es en estos últimos meses cuando el reciclaje de los plásticos está incrementándose hasta cotas inimaginables hace tan solo unos años por algo tan sencillo como el coste y la escasez. 

Los plásticos son reciclables en general, pero no todos se reciclan con la misma facilidad. Si pensamos en los envases podremos entenderlo de una manera clara. En el caso de los films y bolsas, tan solo se reciclan alrededor del 5%, mientras que las botellas transparentes de agua y refrescos hechas con PET se reciclan casi en un 40%.

Entre otras cuestiones hay un factor muy simple y es que se reciclan más fácilmente los formatos grandes que los pequeños. Por otro lado, está la enorme necesidad de limpieza de los films respecto de las botellas ya que al ser tan delgada la capa existe una proporción muy elevada de materia extraña respecto a plástico. Y por último está la presencia un mercado competitivo para el PET reciclado. Existen numerosos y diferentes productos fabricados con este plástico, por lo que el interés en reciclarlo es mayor que respecto a otros plásticos con pocas aplicaciones y de bajo valor. Cuestión de diseño por tanto.

RECICLADOS SÍ, Y TAMBIÉN DESEABLE

La fundación Ellen MacArthur, enfocada en la transición hacia una economía circular, avisa de que el sistema productivo actual está perdiendo el 90% de su valor a causa de los vertidos, y esto es especialmente acusado en los plásticos al estar aplicados mayoritariamente en productos con un ciclo de vida muy corto. La rápida transformación en residuos de los productos de plástico es una cuestión de diseño, pero también de política. Así que, mientras los gobiernos no se decidan de manera contundente a legislar para prohibir el concepto residuo, los diseñadores tenemos la responsabilidad de ir más allá de lo que la conciencia ecológica general puede lograr. Diseñar productos reciclables, sí. Pero sobre todo diseñar productos hechos con plástico reciclado que sean deseables, duraderos y asequibles para todos los bolsillos.

El proyecto Beachcombers, de Gundega Strauberga, propone valorizar el plástico de las redes de pesca abandonadas -nailon, HDPE, polipropileno, polietileno- para convertirlo en materia prima de objetos útiles. 

¿SABÍAS QUE…

… los plásticos son materiales técnicamente reciclables, pero en su proceso de transformación pierden propiedades a causa de las diferentes mezclas de materiales, aditivos o por la propia degradación del uso? Sin embargo, si se proyecta un modelo de aprovechamiento en cascada esa misma molécula de plástico puede llegar a durar al menos 20 años en uso. ¿Cómo? El primer ciclo de reciclado no podrá ser en envase alimentario, pero sí en uno para productos de limpieza. Tras unas semanas en uso sus residuos pueden reciclarse en otro tipo de envase menos exigente, pero mucho más duradero como un bidón industrial. Posteriormente ya no se podrá reciclar en más envases, pero sí de manera open loop en una carcasa de silla para tapizar, como parte de tuberías de aguas residuales, en vallas de jardines o pilonas. Productos y componentes todavía con muchos años de servicio por delante.

Plastigela, de Soowon Chae, es un material con apariencia de tejido compuesto por plástico reciclado, ocre, gelatina, glicerina y agua. Por una cara presenta una textura rugosa debido a las partículas de plástico, mientras que por la otra tiene un color terroso y un tacto suave gracias al ocre.

CERRAR O ABRIR EL CÍRCULO

Reciclar es transformar un residuo en material al introducirlo en un nuevo producto. Y eso se puede hacer de dos formas distintas: mediante el reciclaje close loop, cuando el material reciclado obtenido tiene unas propiedades similares al material virgen original y, por tanto, puede aplicarse en el mismo tipo de producto; o el reciclaje open loop, que se da cuando el material (o materiales) obtenido tiene unas propiedades tan diferentes del plástico del que procede que debe ser considerado un nuevo material, con lo que presenta unas aplicaciones completamente diferenciadas. Un ejemplo de close loop es cuando una botella de agua se recicla de nuevo en una botella de agua, pero en cambio cuando esa misma botella se recicla en un fieltro termoacústico, aquí tenemos un ejemplo de open loop. Cerrar el ciclo no implica que los residuos se transformen en materiales en ciclo cerrado, y por supuesto no es ni mejor ni peor que los materiales se reciclen en sí mismos o en otras nuevas versiones. Así, aunque un modelo de circularidad ideal (o idealizado) dé a entender que las botellas se reciclarán en botellas y las carcasas de móvil en otras carcasas para productos electrónicos, evitar la asunción de una circularidad «perfecta» es clave para enfocar de manera realista y sostenible los retos que plantea el nuevo modelo de economía circular.

El proyecto Deflated Polystirene (DPS), de Katie May Boyd, propone reciclar el poliestireno expandido en un material moldeable y circular.

UN POCO DE HISTORIA

En 1990, el investigador danés Ted Sirkin elaboró el modelo de «aprovechamiento en cascada» en su obra Teoría y método para lograr la sostenibilidad de los recursos con aplicaciones para el diseño de producto. En ella argumentaba cómo el reciclaje open loop es la manera más natural de aprovechar los materiales en un modelo de reciclaje continuo basado en el diseño. Así pues dedicó algunas páginas al caso de los plásticos en las que decía que si bien estos pierden propiedades en el proceso de reciclado, los diseñadores deben adaptarse a estas circunstancias y proponer nuevos usos donde el desempeño sea el adecuado y no resignarse a decir que son peores materiales únicamente por ser diferentes a como son los vírgenes.

Esta valiosísima enseñanza quedó en el olvido durante décadas, e incluso cabe recordar cómo en 2002 el arquitecto William McDonough y el químico Michael Braungart pasaron a denominarlo downcycling (infraciclado) con un ánimo claramente peyorativo y como supuesto paradigma del mal diseño. Pero nada más lejos de la realidad y una consideración sin razón objetiva alguna más allá de la pura ideología. La idea de downcycling ha perdurado, y tan solo en la actualidad comienza a haber diseñadores e investigadores que están recuperando el concepto de cascada y se está actualizando al modelo de economía circular hacia el que toda la sociedad está transicionando.

Silla Mother of Pearl, diseño de Marten & Joost realizado con policarbonato reciclado producido por Plasticiet.

LA SOSTENIBILIDAD EN CIFRAS

– 15% de todos los plásticos en uso en Europa se reciclan.

– 90% del valor de los plásticos se pierde al verterlos tras un solo uso. 

– 20 años puede estar en uso una molécula de plástico reciclada según un esquema de aprovechamiento en cascada.