Cómo los desechos de criaderos de cerdo se integran a la economía circular

Un estudio sobre la huella de carbono y de agua realizado en 92 explotaciones gallegas constata que el 39 % alcanzan la eficiencia

ROI FERNÁNDEZ
M.C.
REDACCIÓN 

El purín no es un desecho, «es un subproducto valiosísimo para la economía circular». Ese fue uno de los mensajes lanzados por el investigador principal del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, Juan Castro, durante la jornada Sostenibilidad, huella de carbono y huella hídrica, organizadas por la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca). Recordó además que el abono orgánico «es más beneficioso para el suelo a largo plazo, pues nutre el suelo más que el químico». De hecho, en Galicia ya hay algunas granjas que están llevando a cabo iniciativas para aprovechar el purín y usarlo incluso para limpiar la granja en un intento de potenciar la economía circular.

Con todo, llamó la atención sobre la paradoja de que, pese a que el porcino es el sector que más emisiones provoca en España (un 44 % en el 2016), también es uno de los que menos reducción debe ejecutar de cara al horizonte del 2040 para cumplir con el Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica. En cambio, el vacuno un avez tenida en cuenta la aplicación de purín como fertilizante, emite el 9,9 %, pero debe reducir en un 45 % sus gases de efecto invernadero.

En este sentido, el técnico de la Xunta, Samuel Prieto, hizo referencia a los objetivos de la Estrategia de Economía Circular, aprobada por el Ejecutivo gallego el pasado diciembre. Ecodiseño, educación y sensibilización, industria, producción de alimentos, urbanismo, edificación y obras públicas, gestión del agua y de los residuos son algunas de sus claves.

Lo que resulta interesante de cara a mejorar la eficiencia de las granjas en materia medioambiental es ver la huella de carbono y de agua que dejan las explotaciones, sobre todo las dedicadas a la producción láctea (las mayoritarias en Galicia). En este sentido, los datos del proyecto Mellora da competitividade das explotacións de vacún de leite mediante asesoramento para redución da pegada de carbono, realizado en 92 explotaciones de distinto tamaño durante un periodo de tres años, dan alguna clave. El ingeniero de ciencias ambientales del Biogrup de la Universidade de Santiago Antonio Cortés avanzó que la huella de agua promedio es de 120,5 metros cúbicos por metro cúbico de leche producida y la huella de carbono promedio es de 1660+-440 kilos de CO2 equivalente por esa misma medida de leche. De ahí que de las granjas estudiadas, 36 (un 39 %) alcanzaron la eficiencia. Añade, además, que la producción de pienso, cultivo de hierba y maiz o las emisiones directas son los procesos más críticos en el impacto ambiental.

Para hablar de sostenibilidad también intervino el vicerrector de Planificación ne Proxección Estratéxica de la USC, Gumersindo Feijóo, que habló de la relación entre el Pacto Verde y la ganadería de leche: «Este Acordo Europeo Verde é unha grande oportunidade para o sector galego de producción primaria, tanto agrario coma pesqueiro, porque estamos ben colocados para poñer en valor cos obxectivos e metas de desenvolvemento sostible de Nacións Unidas número 6 e número 13, sobre huella hídrca e de carbono, os nosos alimentos no mercado».