57,4 millones de toneladas: la basura electrónica de 2021 superará el peso de la Gran Muralla China

Andrea Núñez-Torrón Stock

  • El volumen de residuos electrónicos crece cada año a un ritmo preocupante: en 2021 se desecharán 57,4 millones de toneladas de basura tecnológica, cuya magnitud supera a la Gran Muralla China, la construcción humana más pesada del mundo.
  • WEEE Forum atribuye el aumento al creciente consumo de productos electrónicos, períodos más cortos entre lanzamientos de nuevos productos y opciones limitadas para reparar los dispositivos que se rompen o estropean. 
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Residuos electrónicos

Devon Gailey/EcoWatch

La basura electrónica generada por el ser humano crece en volumen batiendo nuevos récords cada año, tanto que en 2021 se generarán unos 57,4 millones de residuos, cuyo peso supera a la construcción más pesada de la Tierra, la Gran Muralla China, según datos del Foro Económico Mundial.

La estadística es alarmante y muestra el voraz aumento de los últimos años, un cóctel de consumo vertiginoso, obsolescencia programada y limitación de opciones para arreglar los aparatos rotos o estropeados: en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas, un 21% más que en 2014. 

La gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) es un gran reto para la industria de reciclaje, tanto por diversidad como por volumen. A día de hoy, es el flujo de basura que más crece, con un ritmo del 20% anual. 

Si nada cambia, las cifras ascenderán a 74,4 millones de toneladas para 2030, lo que implica un aumento de la basura electrónica entre un 3% y un 4% cada año. 

A mitad de siglo, se producirían 100 millones de toneladas, según un informe publicado por la Universidad de las Naciones Unidas y ONU Medio Ambiente. Incluso existen proyecciones más sombrías: en el escenario más pesimista se llegaría a 111 millones de toneladas anuales de basura electrónica para 2050. 

Residuos electrónicos para reciclaje.

Residuos electrónicos para reciclaje.

Getty Images

Además de la obsolescencia o la democratización de los precios, otras de las principales causas de este incremento son la popularización de los dispositivos digitales y el mayor poder adquisitivo en los países en desarrollo: se calcula que en regiones como India y China la basura generada por computadoras en desuso se incrementará un 500% en la próxima década.

El informe más reciente del Observatorio Mundial de los Residuos Electrónicos calcula que Asia es el continente que genera más basura electrónica genera (24,9 Mt en 2019), seguido de América (13,1 Mt), Europa (12 Mt), África (2,9 Mt) y Oceanía (0,7 Mt). 

En España la cosa no pinta halagüeña: cada persona genera al año en nuestro país una media de 17 kilos de residuos electrónicos.  

Mucho por mejorar: solo el 17,4% de los residuos se reciclan

En general, solamente el 17,4% de los desechos electrónicos se recicla adecuadamente en todo el mundo, un escollo a solventar en la lucha contra el cambio climático, ya que la electrónica lleva consigo una elevada huella de carbono. 

«Cada tonelada de RAEE reciclada evita alrededor de 2 toneladas de emisiones de CO₂. Si todos hacemos lo correcto con nuestros desechos electrónicos, ayudaremos a reducir las emisiones nocivas», apunta el director general del Foro WEEE, Pascal Leroy, en un comunicado. 

«Una tonelada de teléfonos móviles desechados es más rica en oro que una tonelada de mineral de oro», dijo dijo por su parte Ruediger Kuehr, director del Programa de Ciclos Sostenibles de la ONU (SCYCLE). 

Esta afirmación tiene explicación: en un millón de teléfonos móviles hay incrustados 24 kilos de oro, 16.000 kilos de cobre, 350 kilos de plata y 14 kilos de paladio, metales que podrían recuperarse y devolverse al ciclo de producción, contribuyendo a la economía circular y evitando la extracción de nuevos suministros.

Los cajones de los hogares siguen albergando aparatos en desuso cuyos componentes podrían ser reciclados y alargar su vida útil: en Europa, uno de cada 7 dispositivos electrónicos está guardado en un cajón por falta de uso o porque ha dejado de funcionar. 

Los expertos lo tienen claro: es preciso que las leyes y la industria creen sistemas de reciclaje y reparación accesibles y sencillos para los usuarios.